Te transfiero lo que se arrastra a tientas por la alfombra,
te entrego el resto que no hace ruido cuando cae y que flota en tu palabra cuando miras.
Te ofrendo la palabra que se ahoga en tu boca cuando besas.
Te transfiero ese amor que ya no tengo, un ser incompleto en la angustia de su falta
Los veinticinco sentidos que flotan en el techo cuando nombro el amor y como eco van formando la espuma del deseo.
Te entrego aquel saber supuesto, cuando recibes lo que no entrego y lees lo que no digo.
Tú a cambio, con soltura devuelves gentilezas, escupiendo con cuidado lo que tu lengua de tajo grita:
Un certero no que afirma
Un claro no me importa preocupado
Un firme vete al diablo
Un languido no me dejes